La Directora de la Oficina para la Sostenibilidad, el Cambio Climático y la Participación, Nieves Roqueñí, hizo un llamamiento a la cooperación entre regiones europeas para coordinar los sistemas de prevención, emergencia e investigación en la lucha contra el cambio climático. Roqueñí apostó por este trabajo de coordinación al considerar que es una estrategia más efectiva para poner en marcha las mejores prácticas de adaptación en regiones con problemáticas similares. “El valor de la cooperación interinstitucional entre regiones europeas adquiere una especial relevancia en la lucha contra el cambio climático, especialmente a la hora de compartir recursos e infraestructuras de investigación y de facilitar el intercambio de información entre los investigadores y responsables políticos regionales”, explicó.

Roqueñí hizo estas declaraciones durante su intervención en unas jornadas organizadas por la Autoridad Portuaria de Gijón para debatir sobre el impacto del cambio climático en las costas bajo el lema “La Europa de las regiones”. Las jornadas son una prolongación de las que ya se celebraron en Bruselas a principios del mes de octubre, en el marco de la Red Celtic Conections durante los Open Days organizados por el Comité de las Regiones y la Comisión Europea.

En el foro de Bruselas participaron representantes regionales de Escocia, Gales, suroeste de Inglaterra, las dos Irlandas, la región de Bretaña en Francia, Oporto, Galicia y Asturias, que pusieron de manifiesto la gran importancia que para las regiones marítimas tienen las consecuencias y efectos derivados del cambio climático y la integración de las respuestas a las amenazas que se plantean en las políticas sectoriales, “a todos los niveles tanto local y regional como trasnacional”, matizó Roqueñí.

La Directora de la Oficina para la Sostenibilidad, dependiente de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural, destacó durante su intervención el esfuerzo que está realizando el Gobierno asturiano para hacer un buen diagnóstico sobre los efectos del cambio climático en la región, especialmente a través de la creación del Panel de Expertos y del Sistema de Observación Costero “Mareas”. En el primer caso, los expertos integrados en el Panel tienen la función de evaluar los impactos derivados del cambio climático en Asturias y de identificar los sectores y áreas geográficas que presentan una mayor vulnerabilidad, con el objetivo de diseñar un adecuado Plan de Adaptación al Cambio Climático en Asturias.

En cuanto al Sistema de Observación que se está diseñando frente a las costas de Luarca, Nieves Roqueñí considera que este centro de investigación será un punto de referencia estatal y europeo en la predicción y evaluación de los efectos del cambio climático, abordándolo principalmente desde tres ámbitos: oceanografía operacional; gestión de recursos del medio marino; y biodiversidad marina y cambio climático.

Asimismo, reconoció durante su intervención que el diseño de una adecuada política climática depende en buena medida de disponer de resultados científicos sólidos que permitan conocer con exactitud las previsiones, evaluar los impactos a escala regional y local y cuantificar los costes y beneficios de las medidas de adaptación. “Teniendo en cuenta que un gran porcentaje de nuestra población se asienta sobre territorios costeros y que hay un importante número de actividades económicas directamente relacionadas con las condiciones del mar (pesca, turismo, infraestructuras y transporte, entre otros), el conocimiento de los efectos derivados del cambio climático es una de las prioridades de los gobiernos regionales marítimos en los próximos tiempos”, señaló Nieves Roqueñí. “Los Gobiernos regionales deben de diseñar acciones, tanto para luchar contra el efecto invernadero como para adaptarse a los cambios del clima”, añadió.

La Directora de la Oficina para la Sostenibilidad instó a las regiones europeas a ver también las políticas del cambio climático como una oportunidad para la economía marítima, a través de la creación de nuevas rutas de autopistas del mar; la producción de energía basada en la energía de las mareas, las olas o la eólica costera; y la consolidación del turismo de playa, entre otros efectos. Roqueñí concluyó su intervención animando a los ponentes de las jornadas de Gijón a profundizar en los efectos del cambio climático sobre las corrientes marinas, el aumento del nivel del mar, el incremento de los fenómenos meteorológicos extremos o la modificación físico química del agua del mar (salinidad y acidez).

“Todos estos impactos tienen influencia sobre la erosión en la costa, sobre el aumento de los efectos de las inundaciones en las áreas costeras, sobre la distribución de especies o la modificación de los sistemas de olas, además de reducir la capacidad de los océanos de absorber el CO2 atmosférico”, explicó. “La adaptación es una cuestión compleja porque la gravedad de los daños va a depender, en parte, de la vulnerabilidad física de cada región, el grado de desarrollo socioeconómico, la capacidad de adaptación natural y humana e incluso de los mecanismos de vigilancia de catástrofes, planteando todo un desafío a las administraciones de ordenación territorial, especialmente en la esfera regional”, concluyó Roqueñí.

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